Las habas de nuestra huerta

 

Tomar las verduras frescas como las habas y los guisantes en plena temporada es una delicia. Tenemos que superar la pereza que nos puede dar el pelar y desgranar ambas vainas, ya que normalmente guisantes y habas los solemos tomar congelados o en conserva y su sabor si son frescos no tienen ni punto de comparación, por no hablar de sus propiedades.

Los guisantes son unas semillas que aportan fibras, minerales, azúcares, proteínas e hidratos de carbono. Entre las vitaminas destaca la A. Entre los minerales sobresalen el potasio, el fósforo y parte de calcio. Al comprarlos, debes fijarte en que las vainas no tengan manchas, que sean tersas y de un color verde brillante. Los guisantes frescos conviene tomarlos pronto, para que no pierdan sabor, ese punto crujiente y su característico color verde.

 

Nuestra plantación de guisantes

 

Aparte de consumirlos cocidos ligeramente al vapor o hervidos, para que no pierdan sus vitaminas ni la mitad de sus propiedades, con los guisantes podemos hacer sopas, purés, estofados, podemos añadirlos en arroces, tortillas, pastas, ensaladas, revueltos o pasteles.

Por su parte, las habas son también semillas recogidas en una vaina ricas en vitaminas C, A y E, minerales como el potasio y rica en anti-oxidantes, hidratos de carbono, fibra y proteínas.

Al igual que los guisantes, en el mercado deben ofrecernos vainas crujientes y brillantes. Aunque hay recetas populares en las que las habas se consumen crudas acompañadas de salazones como el jamón o el bacalao, para los niños resultará más cómodo tomarlas rehogadas, salteadas con jamón, en menestra, estofadas en cazuela y en potajes, en revueltos, con pastas y arroces o en platos más elaborados como las tartas saladas.

Sin lugar a dudas, de la primavera destacamos los guisantes y las habas de mayo; una cosecha que da paso al verano.