«Como glotón de categoría, yo también hice la “peregrinación” al País Vasco y me encantó cada bocado.

Hace unos años, llevé a mi hija a Azurmendi, en la que fue su primera visita a un restaurante de tres estrellas Michelin. La experiencia fue increíble. Pero lo que me sorprendió y me marcó muchísimo fueron los caseríos y pequeños restaurantes de Donostia y Bilbao.

Fue una historia de amor a primer mordisco. Quedé totalmente prendido de la comida, y la cultura vasca gastronómica vasca: esas grandes mesas en las que todo se comparte, esa forma de celebrar la vida con cada mordisco y cada sorbo. Ahora, teniendo la oportunidad de trabajar con Sagardi, estoy aprendiendo qué hace que la cocina vasca y su gente sean tan especiales.

Mi primer banquete Sagardi, fue en Barcelona, ​​tuve el privilegio de compartir mesa con Mikel e Iñaki López de Viñaspre y el equipo del restaurante. Como una buena cuadrilla de amigos, nos pusimos a saborear lugares e historias, probando cada plato y regándolo todo con vinos espectaculares.  Menudo homenaje nos pegamos!!!! Fue la manera perfecta de descubrir lo que el País Vasco tiene para ofrecer.

Y es que la variedad del paisaje vasco proporciona una enorme oferta de productos y de productores artesanales que se refleja en la gama de ingredientes que probamos ese día. El queso fresco de oveja se obtiene de las famosas montañas vascas, y las verduras ecológicas y las vacas viejas y gordas que pastan durante años a su rollo. Los valles ofrecen una excelente selección de vinos y, a lo largo de la extensa costa, hay una abundante oferta de pescado y marisco fresco y sostenible.

 

La primera noche que abrió Sagardi en Ámsterdam, llevé a algunos amigos allí pensando que el restaurante aun estaba en rodaje, y que podía ser una buena ocasión para poner al equipo y al chef a prueba, sin embargo, ¡no podría estar más equivocado!

En Sagardi el equipo ya trabajaba como una gran familia, hablaban el mismo lenguaje, como si el restaurante ya llevase años abierto. Siempre con una sonrisa y ganas de explicar lo que se esconde detrás de cada plato o aportar alguna recomendación de comida o bebida.

Hospitalidad, pasión y acierto. Fue increíble!!!

 

 

Esa noche soñé con gildas por primera vez. Ahora se ha convertido en un hecho recurrente y bienvenido. Por suerte, tengo un poco del País Vasco a la vuelta de la esquina …!»